¿Qué es la Educación Activa?

Educación Alternativa. Pedagogía innovadora. Metodologías Activas. Nuevo paradigma educativo.

Muchas etiquetas intentando aglutinar la realidad que se está viviendo en el ámbito de la educación. Sorprende que, en muchas ocasiones, se utilice por ejemplo el adjetivo innovador para hablar de métodos o enfoques con un siglo de vida como puede ser el Método Montessori, que en las últimas décadas parece estar renaciendo. La palabra “alternativa” también ha causado discrepancias ya que se puede interpretar como una educación no oficial, no siendo este el objetivo de muchos centros que están revisando los cimientos de sus proyectos educativos. El término “metodologías activas” puede generar la sensación de que prioriza el aprender haciendo y el rol protagonista del alumnado (indispensable por otra parte), aunque a la vez ignorar el principal pilar básico que, desde nuestro entender, es el acompañamiento emocional y las relaciones basadas en el respeto.

Entonces, ¿qué es la Educación Activa?

Desde luego es un paradigma muy amplio que abarca pedagogías muy diferentes entre sí, y que, sin duda, tienen unos pilares comunes. Muchos de esos principios son los que desde Magea hemos escogido para dar forma a nuestro Proyecto Educativo. En este post queremos contaros algunos de los que para nosotras son indispensables:

 

Autonomía. Las prisas nos arrancan de las manos momentos muy valiosos del día a día en los que nuestras niñas y niños pueden sentirse capaces de conseguir las cosas por sí mismos. Para fomentar la autonomía es imprescindible parar. Parar para dedicar tiempo a informar y a mostrar cómo hacer y desarrollar cualquier habilidad. Parar para permitirles probar y fallar. Parar para que tengan la oportunidad de sentir el orgullo de haberlo conseguido. También es preciso dedicar tiempo a estructurar un ambiente preparado en el que el espacio favorezca que no necesiten la presencia adulta para, por ejemplo, coger o dejar algo que necesiten.

 

Respeto al ritmo de aprendizaje. Todas las personas somo diferentes entre nosotras. Nuestros genes, familia, entorno, cultura, intereses y cada experiencia nos hace ir creando nuestra plantilla de vida a través de la cual interpretaremos cada vivencia y circunstancia. De ahí que no podamos exigir lo mismo a cada niña y niño teniendo en cuanta solamente su año de nacimiento. Debemos conocer más profundamente a nuestras criaturas para saber cuáles son sus necesidades, conocimientos e inquietudes para que, desde ahí, podamos saber el punto exacto en el que están. Siempre sin presionar por alcanzar conocimientos para los que no están preparados o estancarnos en los que ya han adquirido.

Contacto con la naturaleza. Respecto a este tema hay varias ideas con un punto en común:Ya empezamos a leer conceptos como “trastorno por déficit de contacto con la naturaleza”. Tenemos evidencias científicas de los beneficios que ésta genera en el aprendizaje y desarrollo. Existe una alarma a nivel mundial de la crítica situación que está sufriendo nuestro planeta. Todos ellos son motivos más que suficientes para darle la importancia que se merece a la educación medioambiental.

 

Toma de decisiones. ¿Cuántas veces a lo largo del día tiene la infancia capacidad de decidir? Muchas niñas y niños van pasando de unas manos a otras sin tiempo para ser escuchados. Sin tiempo para ser vistos. Queremos personas críticas, independientes y responsables y el momento para entrenar todas esas habilidades de vida comienza precisamente en la infancia. Como cualquier otra es una habilidad que precisa de práctica y entrenamiento para desarrollarse. Debemos dar opciones para que nuestras niñas y niños tomen decisiones y experimenten las consecuencias de las mismas.

 

Juego. No podíamos dejar fuera de esta lista un elemento clave para el aprendizaje. El juego, esa herramienta básica de desarrollo social, motor, intelectual, de lenguaje, emocional… Es precisamente a través del juego como nuestras niñas y niños interactuan con el mundo que les rodea. Estamos, seguramente, en una de las épocas en la que menos tiempo tienen para jugar nuestra infancia. Y cuánto más mayores son, más se limita ese tiempo. Necesitamos asegurar que cada día pueden tener esos espacios de juego libre, sin ser dirigidos, sin objetivos. Simplemente jugar.

 

Y por supuesto, ninguno de estos principios tiene sentido sin lo que debe abrazar cada decisión y momento: el acompañamiento emocional. Un trabajo que pasa indudablemente por la revisión de los patrones de las personas adultas que acompañamos infancia.

Y para vosotras, ¿que elementos son indispensables para una Educación Activa?

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